Cuando el encierro del COVID amenazó con robarme la libertad, encontré en mi camper la salida al mundo. Desde entonces, he dormido bajo moreras, a orillas de playas solitarias y en mitad de la montaña... pero lo mejor ha sido la gente: un general alemán que tocaba cualquier instrumento, un búlgaro con mandolina que triunfó en Stuttgart, y yo, con mi humilde ukelele, viviendo conciertos improvisados en parkings que parecen la ONU. Esta es la historia.
Cuando me jubilé, la palabra “destierro” era casi literal. El dichoso COVID nos empujó a muchos a escondernos, primero en casa, luego —en mi caso— en mi viejo barco. Pero hasta el mar tiene sus límites cuando no se puede salir a tierra. Fue entonces cuando descubrí mi salvación: una camper.
Convertirme en camperista no fue una moda, fue una necesidad… y acabó siendo una bendición. La libertad que te da una casa con ruedas es impagable: puedes dormir a orillas de una playa desierta, junto a un río cristalino o en mitad de una montaña donde solo te despiertan los pajarillos y alguna que otra ardilla curiosa. Mi lugar favorito, sin duda, es bajo una frondosa morera, con el ukelele a mano y el café al fuego lento.
Lo mejor no es solo el paisaje, sino la fauna humana que uno encuentra en estos “parkings del mundo”. En uno de esos campamentos conocí a un personaje que parecía salido de una novela de Zweig: un general alemán retirado, que no solo había dirigido bandas militares, sino que tocaba cualquier instrumento que se le pusiera delante. Clarinetes, trombones, gaitas… hasta una cucharilla si hacía falta. Hicimos dúo: él y yo, con mi humilde ukelele. Nos rodeaban franceses con boina, holandeses en bicicleta, británicos con té en la mano… ¡Parecía la ONU! Una jam session multilingüe que acabó con brindis en seis idiomas.
Benji, un virtuoso de la mandolina |
Porque vivir así es eso: coleccionar historias, músicas y paisajes, sin reloj, sin prisas… y con el corazón abierto.
Os dejo unas fotos y un par de audios de aquellos encuentros, por si queréis sentir un poco de esa magia rodante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario